Versión con fondo blanco, para ojos sensibles

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22 de noviembre de 2009

Cuánto

Cuánto, le preguntó el que estaba sentado en el otro extremo de la mesa.
Cuánto, se repitió él en su cabeza, pensando en lo difícil que era la pregunta. Por más increíble que pareciera, no era fácil responder. Por un lado, no era la cifra que dijese y si la misma parecía alta o no. No pasaba por alli. Iba más allá.
Pensó en el rostro de Elena, el de antes, joven y vital, y el de ahora, amargado, enfermo y repleto de arrugas y si acaso el culpable de las mismas era él.
No podía dejar de lado a Catalina, su hija. ¿Un año, dos o quizá tres que no la veía? Y no la volvería a ver, que era lo peor. Tan bonita, tan buena que era. Y se fue dando un portazo. Con su madre si, con ella tenía contacto.
No era el cuánto, no señor. Ni su padre, que desde chico le había endilgado los valores más importantes que había recibido en su vida, ni su madre, incansable trabajadora, comprenderían, aún mirándolo desde el cielo, donde seguramente, según sus creencias, debían estar en ese momento.
Menos aún, el cuánto encerraba todo lo que en los últimos años había ido perdiendo, día a día. Primero, la tienda de ropa. Después, la de zapatos. Tuvo que cerrar y se vinieron los juicios laborables. Y cuando lo creía perdido todo, después de vender el auto, llegó el remate de la casa.
En casa de sus suegros la situación no mejoró. No había quedado televisor, ni heladera, tampoco muebles. Cuando su hija se fue, dormía en un sillón, que al poco tiempo también desapareció. Y su pensamiento volvió a Elena, siempre tan leal, tan fiel, a pesar de todo.
¿Se arrepentía de todo lo perdido? ¿Era momento ese para ponerse a reflexionar sobre eso? Perdido por perdido, sin nada para apostar, qué significaba cuánto.
Y sin embargo, para apostar había todo.
Cuánto, volvió a preguntar la persona del extremo de la mesa.
Todo dijo él: "Apuesto todo, pero en contra de mi persona. Si el disparo sale, que cobre mi mujer. Está afuera, esperando".
Conociendo de antemano su mala suerte, llevó el caño a su sien y pensando en el dinero que Elena cobraría para seguir con la costosa quimioterapia y poder comprar nuevos medicamentos, apretó el gatillo.

13 comentarios:

Con tinta violeta dijo...

Wow Neto...me has dejado sin respiración. Fantástico...
solo me queda una duda y la voy a expresar a vuestra forma:
Ché, cuando dormís vos?
Ayer leo un post genial en Villeraturas y hoy aquí...
¿No te habrás convertido en uno de tus personajes?¿de día E. escribe y de noche Netomancia escribe de nuevo...?
¡que suerte para nosotros!
Admiro el inagotable pozo de historias con el que nos regalas.
Besos desde el otro lado...
Paloma

SIL dijo...

Tal cuál lo hablado, confiemos entonces en la mala suerte de tu protagonista... y esperemos que la bala ... salga...

Tan bien logrado el relato, que parece real.
Tan real su argumento, que aterra el doble.

Sos muy grande, Hermanito.
;)

Anónimo dijo...

Ufffffffffffff... Que intenso!!!!!!
Pero es increiblemente genial.
Te felicito.

Un placer leerte.

Felipe R. Avila dijo...

Uh,Sil, si el tipo tiene mala suerte en serio, la bala no salió nunca.
Neto:¡lograste deprimirme hasta las últimas consecuencias!
Encima con este día nublado y gris...
Pero que bien escrito que está.

SIL dijo...

Ups...Felipe...
Me hiciste entrar en un gran duda.
Es mala o buena suerte que salga esa bala ...?

NETO poné luz sobre esta disyuntiva en tus lectores por favor (sin hacer chistes de linternas ni de velas...gracias)
;)

Martín Gardella dijo...

Ahh bueno! Escalofriante! Pero nadie puede decir que no era un tipo generoso, aunque creo que si hubiera amado a su familia, jamás hubiera disparado. Saludos

Lisandro dijo...

Muy pero muy explicito!!! exquisito!!!! Un abrazo Neto!!! como siempre, genial!!!

Netomancia dijo...

Doña Tinta, la verdad es que duermo en horarios cambiantes, según la semana y como me toque trabajar, así que es muy probable que lea relatos en horas dispares. Pero no se asuste, aún mis múltiples personalidades actúan pidiéndose permiso una a otras jaja. Saludos!

Doña Sil, va a salir, no tema. Escribí el final versión extendida para ver que pasaba nomás y le aseguro que sale jaja. Saludos!

Salvador, muchas gracias. Un gusto que pases y comentes. Saludos.

Felipe, te deprimió o el relato es deprimente jaja. Bueno, es un indicio que se transmite el sentimiento a través de las palabras. Un abrazo!

Doña Sil, contestado antes. Sale, sale.

Martín, a veces el amor lleva por caminos impensados. En el relato pretendo hacer ver que el personaje va perdiendo todo y uno piensa que por el juego, pero no, es otra cosa la que está en juego. Una decisión que seguro, no quería tomar. O al menos eso quiero pensar! Un abrazo!

Lisandro, chas gracias! Otro abrazo para vos!

Anónimo dijo...

cada vez me convenso mas de que leerte es un lujo que me doy sin pagar... seguro que no te debo nada?.. mira que me haces pasar tan buenos ratos!


me encantan tus cuentos de verdad!


gracias!

Netomancia dijo...

Sonia, que buena idea! Jajaja. Es en broma, me siento pagado por sus comentarios, por la aceptación de los escritos. Gracias a vos. Saludos!

el oso dijo...

Neto: No se me acostumbre a recibir dádivas por los relatos, que nos vamos a quedar secos, che...
Intensísimo, obvio que el tiro sale...
Es más, como que uno termina haciendo fiuerza para que así sea. ¿Raro, no?
Abrazo, Neto, conmovedor...

HUMO dijo...

Atrapo las palabras de mi amigo aqui arriba, intenso, conmovedor y agrego, terrorífico.

Besos!

=) HUMO

Netomancia dijo...

Don Oso, jaja, necesito un cobrador, se anima, vamos mitad y mitad? Jaja. Me gustó lo que dijiste, eso de que uno termina haciendo fuerza para que lo logre. Paradójico, pero cierto. Gracias! Un abrazo!

Doña Humo, no atrape que no es pelota ja. Muchísimas gracias! Saludos!