Acabo de morir, lo sé.
Lo acabo de ver en tus ojos.
Cierro los míos y evoco tu imagen: Giraste y te fuiste.
Y yo quedé aquí.
Y el dolor se instaló en los dos. Porque eso se comparte.
Me siento muerto, no sé como te sentirás vos.
Caigo de rodillas y me largo a llorar.
Solo ruego que vuelvas, pues sólo tus manos podrán asir mis hombros y levantarme.
En tanto, seré nada.
Desde el sur congelado.
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Patagonia Argentina.
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