¡Incesto, mamá!
Cuando Braulio apareció por el pasillo, con esas palabras en la boca, mamá paso del asombro, a la perplejidad, luego a la gracia y finalmente la nostalgia.
Cuántas veces en su infancia había provocado la risa de sus padres, tíos y abuelos, diciendo "canoba", "estuatua", "toballa", "bujero", "cocholate", "galartija". Junto a las palabras llegaron imágenes de tiempos felices, sin responsabilidades, de juegos y complicidades. De pronto, se sintió alegre, lejos de los problemas diarios de la vida de adulto.
Abrazó a su pequeño y llevándolo de la mano hacia el patio, le prometió juntar todos lo des "incestos" que pudieran encontrar.
Mientras tanto, en la habitación contigua, papá sometía a Clarita en una relación, que, mintiéndole descaradamente, le hacía creer que era normal.
Un vestido rojo con flores amarillas.
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Él la había soñado muchas veces, tan frágil y bella como una mariposa,
hasta que un día la vio reflejada en el espejo. Tendió sus manos y
lenta...
Hace 1 día.
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