Algunos enamorados regalan flores, otros bombones y no falta quien aún persiste con el antiguo rito de la carta escrita a mano.
Pero lo de Bartolomeo era distinto, único. Hoy en día hay libros enteros hablando de aquello. Es incluso material de estudio en ciertos ámbitos. Su regalo es muy difícil de equiparar con otros ejemplos.
Lo que Bartolomeo le enviaba a su novia, eran cadáveres. Primero fue el de un anciano, luego el de un piloto de autos de carrera y, finalmente, antes que ella lo denunciara, el de un bombero.
Mientras lo llevaban preso, bajo una fuerte custodia policial, cuentan que alcanzó a gritarle a su amada por encima de los insultos de la multitud: ¡Amor, en el freezer dejé a tus padres!
Ella cayó desmayada, según narran algunas crónicas de la época. Las mismas que aseveran que al enamorado Bartolomeo, en cambio, el corazón le volvía a galopar al ritmo de las mariposas que le revoloteaban en el estómago.
Brevísima y elogiosa nota sobre… (CXXVI)
-
Un nuevo 6 de diciembre. Un nuevo Día de la Constitución Española.
No puedo saber cuántos más nos quedarán, si en algún momento la fecha
dejará de tener si...
Hace 16 horas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario