Versión con fondo blanco, para ojos sensibles

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2 de enero de 2014

Seis Seis Seis

Le tengo miedo a la oscuridad, pero también al resplandor del fuego. Le temo al silencio y al mismo tiempo, al sonido de los muebles que crujen en la noche. Me estremece escuchar susurros en la penumbra, cuando creo que estoy solo. Y grito de pánico cuando siento que alguien me acaricia por debajo de las sábanas, sabiendo que desde que Alicia murió, su lado está vacío.
Mi miedo es respeto.
Respeto por aquello que se mueve en las sombras, que acecha, que no vemos. Ese algo que repta por las patas de la cama, que trepa nuestro cuerpo vulnerable, que se aleja sin que nos hayamos dado cuenta.
A lo largo de mi vida he aprendido mucho sobre temas que quisiera poder olvidar. La mayor parte gracias a Lars Vendorhen, mi tío. El resto, por culpa de los demonios que él desató en mí.
Era muy niño cuando quedé bajo su tutela. Entonces me dijeron que mis padres habían sido asesinados por un maníaco, un ser malvado que había escapado del pueblo luego del atroz crimen. Supe años más tarde que no había intercedido nadie en sus muertes. Ellos, en un pacto religioso, siguiendo los dictámenes de una secta que profesaban, se habían abierto las muñecas de lado a lado con un vidrio dejándose desangrar, mientras que a una puerta de distancia, en un camastro de sábanas sucias, dormía mi inocencia ajena a todo.
Lars me crió. Si es que puede decirse tal cosa. A diferencia de otros niños de mi edad, yo no iba a la escuela. Podía ver a los infantes marchan hacia el colegio por la ventana de la antigua casa donde vivíamos. Confieso que sentía curiosidad por saber que había en esos portafolios, que llevaban, que escondían. Jamás me atreví a preguntarle a mi tío la razón por la que no podía ir. Confieso también que pocas veces me animaba a hablarle.
Mi tío vestía siempre de negro. Incluso una cicatriz en su mentón tenía ese color. Usaba anteojos de marcos gruesos y espejos oscuros. Su miraba, cuando se los quitaba, tenía la densidad de una noche tormentosa, a punto de estallar en truenos y relámpagos. Su presencia me acobardaba.
Recibía personas del pueblo en la antesala. Le traían recados escritos en papel. Algunas veces los escuchaba hablar largos minutos, pero él no pronunciaba palabra alguna. Todos, además, le dejaban dinero en un recipiente con forma de calavera que descansaba sobre una mesa al lado de la puerta.
Luego, mi tío se dirigía a su cuarto privado, donde permanecía varias horas. Se podían escuchar sonidos extraños, incluso su voz grave y gutural repitiendo frases en algún idioma extranjero. No sé que decía, pero no se detenía. Por debajo de la puerta salían olores muy fuertes y más de una vez estuve seguro de escuchar explosiones y chillidos asustados.
Por las tardes, cuando caía el sol, ponía unos cuadernos delante mío, y trataba de educarme. Así, a duras penas, aprendí a leer y escribir. Cuando tuve algunos años más, dispuso para mí todas las tareas del hogar. Terminaba por las noches rendido, repleto de polvo y telarañas. Aquella casa parecía ensuciarse cada día, como si de la noche al amanecer cada madera y cada objeto envejeciera cien años.
En mi habitación no había ventanas y mi tío trababa la puerta con un candado, para que no pudiera salir. No podía asegurarlo en aquel momento, pero estaba convencido que Lars no dormía en toda la noche. Podía sentir sus pasos, su voz espectral, cada vez que me despertaba.
Por las mañanas, al abrir los ojos, encontraba la puerta entornada, como señal que podía salir. Solía toparme con él en la cocina y a pesar de verlo cada día, verlo me trastornaba. Mi tío llevaba siempre profundas ojeras, quizá producto de su falta de sueño. Jamás me animé a preguntarle. Su piel era blanca, contrastando con sus vestimentas oscuras, con la cicatriz y sus ojos azabaches. Su andar era hipnótico, por lo sereno y medido. Pero había momentos que parecía mover sus extremidades tan rápido, que no podía comprender como hacía algunos movimientos. Siempre lo atribuí a mi imaginación. Uno se escuda en lo que no entiende para no ver la realidad.
La madrugada del incendio, yo cumplía dieciséis años. Me despertó el olor agrio del humo. Me estaba sofocando, sin darme cuenta. Me levanté a ciegas, salté de la cama, intenté vestirme y corrí hacia la puerta. Temía lo peor. Quedar atrapado allí, mientras todo se consumía en llamas. Pero el candado no estaba y de repente estaba en el pasillo. Corrí hasta chocar a mi tío, que me miró con sus ojos tenebrosos, acusándome de vaya a saber que cosa.
Solo cuando pude adaptarme al contexto, entendí lo que sucedía. El fuego se esparcía desde mi tío hacia todas partes. Se había formado una especie de círculo de llamas alrededor de él. Pero aquel cuadro no era lo espantoso. Sino lo que había más allá, en el hall principal de la casa.
Arrodillados, ardiendo en medio de gritos espantosos, decenas de niños tomados de la mano formaban una cruz, que de la misma manera que la casa, se iba consumiendo en una pesadilla de fuego resplandeciente.
Me costaba respirar. Hoy en día, cada vez que me ahogo con algo y tengo accesos de tos, recuerdo aquel momento. Creí que me asfixiaría y sucumbiría junto a todos los demás, sean quienes fueran. Pero en cambio, a pesar del horror, de sentirme paralizado, huí hacia la puerta que daba al enorme jardín delantero. Me arrojé sobre las hojas de la puerta doble, forzando su apertura. Rodé sobre las baldosas de la entrada y caí sobre el césped. La humedad del rocío reavivó aún más mi instinto de supervivencia y eché a correr. Corrí tanto que dejé atrás el pueblo con la intención de nunca más volver.
Sin embargo, terminé alojado en el loquero local, después que me encontraran visiblemente perturbado vagando en un bosque cercano. Me creyeron afectado por lo sucedido en la casa de mi tío. Me dijeron que había sido un accidente, y que me había salvado de milagro. Lars, en cambio, había fallecido en el siniestro. Jamás mencionaron a los niños ni pudieron decirme algo sobre la causa del incendio. Pero no era necesario, porque lo había visto.
Mi vida cambió en aquel lugar. Me dieron el alta varios años después y pude comenzar lo que llamaría, una vida normal. Obtuve un trabajo, me casé, tuve un hijo. Las pesadillas habían desaparecido muchísimo tiempo antes. Mi vida pasada parecía un mal recuerdo, incluso, ya olvidado. Hasta que todo comenzó otra vez.
Las voces en la noche. Los pasos fuera de la habitación, el saber que alguien observaba en la oscuridad. Temía decirle a Alicia que algo malo estaba sucediendo. Una noche despertamos por el llanto del nene. Al llegar a su cuna Alicia aulló de terror, traspasándome los tímpanos, que sangraron de inmediato.
La lámpara de la habitación se había desprendido y había caído sobre la cuna. El resultado, trágico. Yo pude ver las dentelladas en la cadena de metal que la sostenían. Yo pude escuchar las risas susurradas en medio de la noche. Alicia en cambio, solo pudo escuchar el llamado de la desolación y la locura. No lo pudo superar y se quitó la vida dos meses después. Lo hizo estando a mi lado, en la cama. Me desperté en un charco de sangre, abrazando su cuerpo helado.
Me he mudado infinidad de veces, creyendo que de esa forma dejo los demonios atrás. Pero es imposible, porque los demonios viven dentro de uno. No sé cuáles son los míos, si los de mis padres, cuyos pecados trasladaron a mi alma al dejar este mundo en un satánico rito, o los de mi tío, señor de las atrocidades, enigmática figura que adoraba deidades que desconozco. O quizá, los demonios sean propios y yo el culpable de las muertes de quienes me rodearon alguna vez.
Cuando entrecierro los ojos, me vienen al oído interno de la mente, las voces de toda mi vida, las que siempre escuché, en un tono más bajo de que lo que cualquier ser humano podría captar. Y las voces siempre dicen lo mismo, en una repetición monótona, casi infinita. Dicen "seis seis seis", se callan, lo repiten, se callan, lo repiten, se callan, lo repiten..
No me atrevo a pronunciarlo en voz alta. Puede ser un conjuro para defenderme o la llave para abrir una dimensión aún más atroz que esta realidad. Sé que son las mismas palabras que repetía mi tío en mil idiomas distintos. Lo sé, porque cada día me parezco más a él. Las ojeras, la mirada azabache, el habla ausente.
Trágicamente, mi destino es el de todos. La mayoría lo espera viviendo. Yo en cambio, no tengo motivo para vivir. Solo lo tengo para temer.
Y mi miedo, de a poco, se convertirá en la daga que me desangre. La locura que me carcoma. La fatalidad que me exorcice.


* ¡El relato celebra ser justamente el número 666 del blog! ¡Qué numerito!

4 comentarios:

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

¿Por que el personaje fue internado?
Sospecho que para que no hablara, para influenciarlo para que se convirtiera, contra su voluntad, en sucesor de su tío. Respaldo esta teoría en que el siniestro tío era consultado.
Muy apropiado para ser el relato 666. Dicho de paso, me falta mucho para llegar a ese número.

Con tinta violeta dijo...

Escalofriante celebración!
Me pregunto que harás al llegar a mil...
Abrazos!

SIL dijo...

El mal no muere ni olvida. Se aloja en sus víctimas.


Muy bueno, Netito.


Feliz 666 !!!

Anónimo dijo...

Nunca creo que es real hechicero y yo apenas no sabe cómo empezar soy justo antes de la palabra de , Gracias a la ayuda de la Dra. BREEZE , que ha traído la felicidad a mi vida que he carecido de años , mi nombre es Lynda John soy de los Estados Unidos de América que viven en Canadá, estoy tan feliz hoy porque hoy ha sido el día más feliz de mi vida y esa felicidad me ha traído alegría y estoy muy feliz, porque el Dr. BREEZE trajo mi dulce amante en mi brazos sin demora , después de mi amante me dejó por buenas 2 años , yo estaba en un profundo dolor y siempre pensando porque yo realmente lo amaba , hasta que un día fiel yo estaba buscando trabajo en línea cuando vi testimonio sobre cómo la Dra. BREEZE traer un roto casa ignoro el testimonio , otra parte en la que yo tenía una lista señora gritando en la felicidad de la gran cosa Dr BREEZE ha hecho de cómo la Dra. BREEZE trajo de vuelta a su amante de nuevo en sus brazos dentro de 36 horas , cuando tuve que la bondad de nuevo, me decidió a contactar Dr BREEZE inmediatamente , porque estaba desesperadamente necesitado de conseguir a mi ex a la vida otra vez , así que se puso en contacto con él, que luego le conté mi problema y prometió traerlo de vuelta a mis brazos dentro de 48 horas , y luego, cuando tuve que estaría de vuelta a mis brazos dentro de 48 horas yo estaba tan feliz y esperando a sentirlo , y en realidad , Tony llegó a mis brazos menos de 48 horas , me Petición perdón , yo estaba tan feliz cuando vi a Tony ahora mi amante es totalmente nuevo a mis brazos debido a la ayuda de este gran hechicero que ha traído felicidad y alegría a mi vida. Please amigo en necesidad de ayuda que no es necesario ir muy lejos todo lo que tiene que hacer es para que usted pueda ponerse en contacto con amablemente Dr BREEZE ayuda , porque él es digno de confianza y sencillo , Usted puede ponerse en contacto con él en su privado drbreezeultimatespellcaster email @ gmail . com