Versión con fondo blanco, para ojos sensibles

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25 de abril de 2010

Disparos

Se escuchan los tiros; aún hoy a viente años de aquello, se escuchan los tiros.
Sobre todo en las noches de soledad, aletargado en sueños, cuando mis manos no encuentran amparo, ni las lágrimas consuelo. Y a pesar que cierro los ojos, desvío los pensamientos, no puedo lograrlo. La figura oscura, de pie en la puerta, siempre me alcanza.
Y entonces, comienza a disparar.
Me despierto aterrado, sin gritos, porque ya no me quedan de tanto gritar. El silencio es quizá la más aguda respuesta al horror que me carcome, que me destruye como persona. No preciso tocar las sábanas. Se que otra vez están mojadas de orín. Me levanto y enciendo las luces. Como si acaso pudieran protegerme del pasado, como si fueran mágicas y me devolvieran la felicidad.
Las noches se suceden con fatal reiteración, sin faltar nunca a su cita. Por las mañanas camino al trabajo aturdido, falto de sueño y en la oficina me hablan del cansancio, del stress pero nadie entiende, porque a nadie le explico. No hace falta, no necesitan saber. Los terrores son de uno y de nadie más.
Los pies se vuelven de plomo en el camino de regreso, como si no quisieran volver. Los entiendo. A veces me imagino doblando en una esquina desconocida y despertando en una vida distante, con otras preocupaciones, nuevos rostros y un pasado diferente. Pero es como desear estar en Oz o camino a la Torre Oscura a la par de Roland.
Camino mirándome los pies, esperando que milagrosamente le salieran alas y me llevaran volando. Pero nada de eso sucede. Las baldosas se suceden con áspera familiaridad, con sus mismas rajaduras y ausencias, sus desniveles y rayones de tiza. Mi casa se erige como un monstruo delante de mis ojos. Siento que me engulle cuando entro a su interior. Aunque no es la casa, es el ayer.
Me encierro dentro de sus paredes y las sombras hacen su baile diario de formas y fantasmas y mi mente se encarga del resto, trayendo a la fiesta los ruidos y las sensaciones. Me acurruco en un rincón, esperando que los recuerdos no me encuentren. Pero es una batalla perdida, incluso antes de comenzar. La perdí aquella noche. La noche de los disparos.
El reloj de pared, esclavo del tiempo, avanza sin piedad. Una cuchilla redonda con dientes afilados, rebanando todo a su paso. El sueño me vence y a pesar del esfuerzo me rindo. Me entrego a la cama, al pasado. Siento como se trepa por encima del colchón, como sacude mis sábanas y penetra en mi mente, en el límite entre el sueño y la realidad.
Y vuelvo a tener diez años, a estar solo en la misma habitación, a escuchar los pasos, la ventana del dormitorio de mis padres estallar en una sola explosión, los gritos de ellos y luego, inevitable, los disparos. Pum, Pam, Pum. Ecos sordos, que aún retumban mis oídos. Los disparos de cada noche, desde esa noche. Y luego, el silencio sepulcral, el silencio que era un grito de auxilio sin poder pronunciarse. Los pasos, la puerta abriéndose y la figura oscura, imponente, que me mira desde el umbral de mi habitación. Lo miro con ojos asustados, sabiendo que me estaba orinando en ese mismo momento. Lo miro otra vez hoy, a pesar que ya no está. Lo miro en aquel instante, mientras levanta su revólver hacia mi. Lo miro cuando gatilla y luego es solo oscuridad, porque cierro los ojos y me entrego a la muerte. Los disparos resuenan alrededor, uno tras otro. Los siento despedazar la pared, las sábanas, el colchón. Y me quedo quieto, pensando que estoy muerto. Y sin moverme permanezco allí por una eternidad.
Cuando aquellos policías me encuentran, sigo siendo una estatua. Escucho que dicen que estoy vivo, pero no les creo. Hasta el día de hoy sigo sin creerles. Pienso que morí ese día, junto a mis padres, y lo único que sobrevive es el terror y el deseo perverso del destino de querer repetir la escena noche a noche, con el único fin de regodearse con el sufrimiento y la maldad, con la desesperanza y el aturdidor sentimiento que solo conoce aquel que vive en la locura.
Estoy seguro que una noche la figura oscura del ayer se transformará en realidad otra vez, que ese ser atroz volverá a terminar lo que una vez comenzó. Y se muy bien que estaré allí, esperando impávido, silencioso, que termine de una vez su trabajo a medio hacer.

16 comentarios:

Felipe R. Avila dijo...

Amigo...que fatalidad la de este hombre, morir cada noche y esperar sólo poder morir realmente de una buena(fatal)y última vez...
Es extraordinario el recurso que usás: no importan los motivos de esas muertes (revancha o venganza contra los padres,robo,locura,etc) lo que vale es el terror
que genera.Y que no cesa.
Excelente es poco,che.

SIL dijo...

Tremendo, Netuzz...
Los recuerdos de este tipo de tragedias, jamás se logran matar. En todo caso, solamente con más disparos, quizás sólo con uno.
El relato está impecablemente expuesto.
Se puede sentir el terror del protagonista.
Beso más que grande, Netito.

SIL

La Tomata dijo...

Increible!! Genial como de costumbre, pero triste y muy real... Sos un genio neto, nose de donde sacaras tantas ideas!! jeje!!
Saluditos mil!!!

Anónimo dijo...

este relato es tan oscuro y denso como la condena del personaje, como la eterna cadena de muertes sin motivo o sin que nos importe el sentido de las mismas, es genial como resolviste el relato!
Felicitaciones Netito!!!

Mannelig dijo...

¿Pero cómo se puede tener este dominio tan excepcional del lenguaje, de las ideas, del ritmo...? Es para quedarse embobado leyendo.

Con tinta violeta dijo...

Caray Neto, ¡¡¡pero si ya lo mataste!!! Que horror vivir e esa manera...
Maravillosamente contado, como nos tienes acostumbrados,
Coincido con su propia reflexión; murió el mismo día que sus padres, porque seguir viviendo como un zombie, no puede llamarse vida a eso.
¡Abrazos!

Anónimo dijo...

tienes ese poder en el la pluma de cambiarme el humor, pero de verdad caray!... me voy re triste.

=..(

el oso dijo...

Terrible vida la del personaje. Acosado por un pasado que no se ha ido y cada vez penetra más en su vida. ¿Será posible una redención?
Un excelente relato, pleno de significados y alegorías.
Abrazo!

Sandra Pasquini dijo...

El pasado como una pesadilla implacable, una negación al exorcismo cada noche en la misma puerta, una dimensión oscura que regresa constante, porque no quiere morir entre el olvido.
Una imperdonable noche que persiste, un tormento para el hombre que no se permite olvidar, porque quizá el pasado y sus terrores sean lo único en lo que se funda y se sostiene.
Muy buena historia.
Un abrazo

Don Belce dijo...

Desgarrador, atrapante, muy buen texto Don Neto, un abrazo!

Anónimo dijo...

Tremendo temor que se repite cada noche y no cesa... Para quebrar a cualquiera.

Un gusto leerte y un fuerte abrazo.

Juan Pez dijo...

wow que texto.
me encanto.
te dejo un abrazo che

JP

Netomancia dijo...

Felipe querido, el jueves te quise ubicar y pensando que tenía tu celular te mandé un mensaje de texto y a las horas me di cuenta que era un fijo. Cuando te enteres porqué me vas a matar! Con respecto a lo que decís del relato, gracias! La muerte diaria con el recuerdo volviendo era peor sin dudas que la muerte real, que llegue para quedarse. Un abrazo!

Doña Sil, si, es cierto, extremista pero cierto. Aunque se requiere un grado de valor que quizá el protagonista no tiene. Saludos!!!

Doña Daina Tomata muchas gracias! Llegan solas, no se de dónde, pero por ahora llegan jaja. Saludos!

Dieguito, muchas gracias! Tienes un e-mail! Miradlo! Saludos!!! Abrazos!!!

Sir Mannelig, una vez más, gracias miles. Abrazo.

Doña Tinta, gran reflexión. Murió ese mismo día, lo que siguió latiendo es un corazón marchito. Saludos!

Sonia, gracias! A veces un poco de tristeza no viene mal. Bueno, esa es mi excusa, ja. Saludos!

Don Oso, es difícil. Por ahí tampoco la desea. Prefiere morir una y mil veces, hasta que el hombre aparezca y termine su trabajo. Hay cada uno, en fin jaja. Saludos!

Sandra, muchas gracias, que bueno verte por aquí. Es grandiosa tu lectura del relato. Saludos!

Don Alvarez, le ganó de mano su jermu, pero hombre, como es eso! Un abrazo amigazo! Sabiendo de sus tiempos, es una alegría verlo comentando por aquí.

Don Salvador, gracias por las palabras. Saludos!

Don Juan Pez pero que alegría! Fue un placer conocerlo, es usted un muy buen tipo y tiene un gran futuro como dibujante! Un abrazo!

Anónimo dijo...

Bueno Neto, es realmente digno de elogio tu enorme capacidad para crear historias tan diferentes y siempre con ese sutil suspense que nos hace abrir la b oca en el primer párrafo y tener que llamar al vecino para que nos ayude a cerrarla al final. Una soberbia historia.
Un saludo

Netomancia dijo...

Luis, muchísimas gracias por sus palabras! Un saludo!!!

Anónimo dijo...

la verdad esto esta muy bueno si keres seguir lletendo podes entrar a
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