Versión con fondo blanco, para ojos sensibles

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20 de noviembre de 2009

Un pedido de auxilio

Esto me sucedió hace unas horas, mientras esperaba el colectivo para ir al trabajo, en la esquina de siempre, a la vuelta de casa.
Estaba allí, sin otra compañía que la de un perro que olfateaba unas bolsas de basura que alguien había arrojado en la vereda. Miraba de vez en cuando al animal, pero mi vista se ocupaba de observar el final de la calle, desde donde vendría el transporte.
De reojo percibí algo. Un movimiento a mi derecha, por encima del hombro. Algo fugaz pero que me llamó la atención. Cuando giré la vista alcancé a ver un destello oscuro en la base de un poste de una obra en construcción.
Primero pensé en que el perro había espantado un gato y era lo que yo había visto. Sin embargo estaba seguro que no era un felino. Había visto un destello oscuro. Como uno fogonazo, pero sin luz. Es difícil de explicar, lo se. Si es un destello, tiene que ser brillante. Pero este no lo era.
Y confirmé que no estaba loco.
Me acerqué muy despacio, olvidándome del colectivo. Había algo en la base del poste. ¿Una mancha? Podía ser. Me acerqué aún más y sentí en el aire olor a azufre. Pero eso no me detuvo. Llevé mi mano hacia ese lugar. Algo emitía calor.
No conforme, me puse casi de rodillas y apoyé la mano sobre la base. Me arrepentí al instante, pero no pude sacarla, una especie de electricidad atravesó mi brazo y me dobló del dolor, obligándome a cerrar los ojos e instalándose detrás de la nuca, como si alguien me estuviese sujetando con fuerza. Tanta que era como si me fuese a quebrar el cuello.
Caí rendido, como fusilado. La siguiente imagen es la de este cuarto, donde escribo estas líneas en un trozo de papel que por suerte traía en el bolsillo. He perdido mi mochila y hasta las zapatillas. Tampoco tengo lapicera. Estoy utilizando un escarbadientes, mojado en sangre de mis encías.
Son pocos los detalles que puedo dar. El cuarto es blanco y no tiene paredes, o al menos no las veo, pero he intentado tocarlas y camino sin llegar jamás a ellas. No ayuda que el suelo y el techo sean del mismo tono.
Lo único que es distinto, es una puerta negra, con apenas un orificio a altura de mis ojos. He intentado espiar, pero solo veo sombras oscuras que se mueven del otro lado, sin emitir sonido alguno. Pero no he distinguido formas ni nada que me sea familiar para poder describir.
Ignoro el tiempo que llevo aquí, pero dudo que permanezca por mucho más tiempo. He notado que mis pies se han vuelto tan blancos como la habitación y prácticamente no los veo. Intentaré enviar esta nota por debajo de la puerta y si acaso estás del otro lado y puedes ayudarme, te lo agradecería.
Si por esas cosas abrieras la puerta y te encontraras con solo el blanco de la habitación, no dejes de buscar. Puede que para entonces ya forme parte de la misma. Eso si, procura no cerrar la puerta.

15 comentarios:

Con tinta violeta dijo...

Querido Neto, me gusta la forma de plantear la situación misteriosa y la imaginación. Es una llamada de socorro escalofriante. Dejaremos la puerta abierta para que su espítitu siga creando situaciones indescriptibles que solo un maestro nos puede contar.
Aqui va la admiración de "doña tinta".
Besos.

Mannelig dijo...

Eso ocurre por no llevar el celular en el bolsillo. Y por no realizar un análisis espectrográfico y de isótopos de la mancha, antes de tocarla. Y por esperar al colectivo tan temprano. Y por fundirse con una habitación blanca desconocida, sin haber sido debidamente presentados. Es que hay personas muy inconscientes...

Evangelina Prieto dijo...

Buenísima historia Neto!
Me agradó eso de fundirse en la habitación blanca, sería de utilidad a veces desaparecer y huir, digo en el caso de reuniones aburridas y que por suerte la puerta se encuentre convenientemente abierta...
Abrazo
Ev...

nina dijo...

"Ventajas de caminar al trabajo"...
Neto: la parte de la habitación blanca me dio la sensación de un silencio que aturde... qué cosas geniales se leen por acá.
Te dejo un abrazo.
Nina

el oso dijo...

La curiosidad, ese destello negro donde no lo esperamos, ese brillo para dentro, nos abre la puerta a mundos insospechados. Me gustó leerlo alegóricamente. Exquisito, Neto.

SIL dijo...

Mmmmm, destello oscuro...
Olor a azufre.
Tu protagonista describió de qué forma se llega y cómo se vive en el infierno, Neto?

O simplemente así es estar muerto...?

Espero no encontrarte ahí en ningún caso!!!

Great !! Otra vez, hermanito.

Un beso grande.

Anónimo dijo...

se lo comio la nada...

eso creo.

Don Belce dijo...

Le bajó la presión
Lo pasó por arriba el colectivo
Tocó una vaina pelada del poste
Acababa de fumar una chala

El que anda tras la puerta es el mismísimo Belcebú

Se tomó los viejos bondis Dohm y cayó por el piso podrido

Mire las pavadas que me hace pensar con su cuento, pero ya me vengué.

el oso dijo...

Se tomó los viejos bondis Dohm y cayó por el piso podrido
¡Juaaa, excelente Álvarez!
Neto, lo suyo es una inagotable fuente de inspiración para asolados villenses...

Anónimo dijo...

Bueno, parece que eso nos puede suceder a cualquiera. Una mañana salimos de casa y mientras esperamos a nuestro alrededor ocurre algo y aparecemos en otra estancia con la que nos vamos mimetizando hasta alcanzar su esencia y transformarnos en ella misma.
Genial amigo Neto.

Felipe R. Avila dijo...

Mientras leia me parecia estar viendo un nuevo capítulo de aquella vieja serie de TV "Dimensión desconocida"...o esos relatos de Chicho Ibañez Serrador donde un tipo quedaba atrapado por una simple cabina telefónica y se lo llevaban unos seres extraños.(lo vi de pibe en la TV argentina, pero estaba filmado por la TV española recuerdo)
Que se entienda bien, no digo que este cuento sea copia de nada.
Al contrario:
al leerlo
descubro ESE VIEJO E INCONFUNDIBLE SABOR DE LOS RELATOS DE FANTASIA Y CIENCIA FICCIÓN que aparecían de pronto a partir de cosas cotidianas.Como este, donde esperar un transporte colectivo puede resultar tan terrible.
Neto querido:
te felicito por traerme de nuevo ese agradable y viejo sabor...

Netomancia dijo...

Doña Tinta, le agradezco sus palabras, me colman de alegría. Y lo de la puerta, aquí estamos en verano, zona poblada de mosquitos, mejor la cerramos. Mejor vivir en el encierro, que picoteados por estos pequeños seres. En cualquier momento escribo algo sobre ellos. Saludos!

Don Mannelig, estoy con usted, la gente no sabe apreciar las ventajas de la tecnología... ¿qué? ¿suben un 56% los precios de los sms en Argentina? naaa, me estás cargando... ¿¿¿en serio??? .. retomando don Mannelig, en nuestro país no podemos ser amigos de la tecnología. Las apreciamos, pero desde lejos. Jajaja.

Evangelina, sería como desaparecer en silencio, de a poco, hasta que los ojos se fundan en la nada y adiós. Saludos!

Nina, si, te entiendo, lo hice durante más de un año y medio lo de ir trabajando a pie. Me tildaban de loco. Claro, vos dirás por qué razón. El trabajo me queda a casi siete kilómetros. En fin, la gente no puede ver feliz a uno. Ja. Gracias, besos!

Don Oso, estupendo que te hayas detenido en ese destello. Es el punto del que nace el relato. Ahora, como salió todo lo otro, no tengo la menor idea. Un abrazo!

Doña Sil, cuántos interrogantes. Creo que ni una cosa ni la otra, o si y las dos juntas. Jaja. Acá la ficción no tiene lugares fijos, realmente es muy independiente y va para donde uno prefiera. Saludos!

Sonia, buena definición, podría ser. Saludos!

Alvarez, no era para tanto, apenas si lo hice trabajar un poco pensando jajaja. Mire el trabajo que se tomó ud después. Hermoso el dibujo, ya lo colgué en el blog. Gracias! Un abrazo!

Don Oso, vio, es una dimensión extraña la que se vive acá, con decir que rescaté de la memoria de Alvarez los armatostes Dohm!

Luis, nadie está exento, salvo aquel que le niegue los ojos a la imaginación. Un abrazo!

Felipe, es muy lindo tu comentario. Retrotraernos a una época o algo que nos hace bien es, en lo personal, algo que disfruto, que este relato te haya ayudado en alguna forma a conseguirlo, es una alegría enorme. Gracias! Un abrazo!

mariarosa dijo...

¡¡Mamita!!

No hay que ser tan curioso, mira a dónde te ha llevado querer investigar todo.

Muy buena historia, infunde cierto temor... yo por las dudas no pienso curiosear por ningún lado...

Un beso.

mariarosa

Anónimo dijo...

ojo con lo que uno quiere ver a toda costa!!! la curiosidad mata a mas de una gato ñato! jejeje!
ho duermo con la puerta abierta!!!

Netomancia dijo...

María Rosa, la curiosidad mató al gato y desapareció al personaje, dice el dicho, no? Ja. Saludos!

Dieguito, conste que sos el que dejás la puerta abierta. Si entra algún psicótico de los demás cuentos del blog, no es mi culpa. Un abrazo!