Acá no hay nieve, acá no llega Santa Claus.
No hay chimeneas encendidas ni medias rojas rellenas de caramelos.
Las casas no están decoradas con luces brillantes que titilan como guiños en el aire.
Y no hay muérdagos bajo los cuales besarse a medianoche.
Acá no hay nada de eso.
En este callejón solo retumban, a lo lejos, fuegos ajenos, mientras la humedad se filtra entre las ropas de quienes, con tan solo pan duro y resignación vivimos los días de la humillación de no ser más que lo que somos y saber, con seguridad, que no seremos jamás, algo más.
Y entre sombras y dolor, soledad y desamparo, el mundo nos rodea sin abrazarnos y la felicidad pasa sin vernos.
Es nuestra historia y a nadie le importa.
El museo
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*EL MUSEO. Cuento.*
El problema del museo no era su vejez, era el abandono en que lo había
sumido la desidia de sus últimos directores y la poca colab...
Hace 18 horas.
1 comentario:
Doloroso presente del oculto (ocultado) presente de mayoría de la humanidad que carece de medios de todo tipo.
Casualmente dicen que el tipo al que se festeja hoy nació en un rincón así, pero el gordo de rojo tapa toda la pantalla y lo de atrás no se ve...
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