En un pasillo largo, tan largo que jamás se llega al otro extremo y oscuro, tan oscuro que solo se detectan las paredes al chocar contra la áspera y dura textura del granito, caminan los que han perdido el rumbo en la existencia.
Con el tiempo se han acostumbrado y avanzan con los ojos cerrados, soñando una vida. Es tan profundo el sueño, que no caemos en la cuenta que lo hemos transformado en nuestra realidad diaria. Sin embargo, allá estamos, en ese pasillo distante, avanzando sin ton ni son.
El contrato.
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Salió al parque del Hotel Casino, respiró hondo un aroma a pinos y césped
recién segado. Los árboles se recortaban negros contra un cielo claro de ...
Hace 1 día.
1 comentario:
Encerrados, sin salida a la vista.
Saludos Neto.
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