Me despertaron los pasos, el ir y venir vertiginoso de desconocidos, la imagen lívida de un oficial espantado tratando de alcanzar la puerta de salida, una detective joven abriéndose paso de manera atolondrada para arrojar el desayuno de una sola bocanada, los restos humanos esparcidos por todo el suelo de la habitación casi con caprichoso desorden y las paredes, todas ellas, matizadas de moho y mucho color rojo.
En una sola mirada pude ver el desasosiego, el asco, la pena, la maldad, lo incomprensible. Hasta que de repente una mano se cerró sobre mí, dejándome en la total oscuridad, al tiempo que desde alguna parte escuché:
- ¡Aquí están los ojos!
Brevísima y perpleja nota sobre… (V)
-
No sé cómo calificar este libro. Me ha dejado perplejo.
*El universo in-formado* propone unas teorías existenciales… En fin,
heterodoxas. Pero *Ervin Laszl...
Hace 11 horas.
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