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29 de julio de 2012

Cuenta hackeada

Recibí el primer mensaje de texto cerca del mediodía. Debo confesar que aún estaba en la cama, pero a mi favor podría decir que era domingo y que había estado trabajando hasta tarde. Era corto pero conciso: "Te hackearon la cuenta".
Si bien no estaba dormido, el mensaje me desorientó. Lo enviaba un amigo muy cercano y no parecía tratarse de una broma. Mi primera reacción fue repasar cuáles eran mis cuentas. Pensé en las cuentas del banco, en la caja de ahorro, en la cuenta corriente, pero supuse que mi amigo, por más cercano que sea, tenía pocas posibilidades de enterarse si algo le había pasado a las mismas.
Se refería a una cuenta de mail o quizá la de twitter. O podía ser la de facebook. ¿Qué otras cuentas tenía? Me resultaba imposible enumerarlas, desconocía la cantidad exacta. Estaba registrado en foros, sitios de compras, portales, paneles de encuestas, casas de apuestas y mil etcéteras más.
Le contesté: "¿A qué cuenta te referís?". Los cinco minutos que transcurrieron desde que envié el mensaje hasta que el celular emitió el ringtone que me indicaba que había llegado la respuesta fueron eternos. Para entonces ya había comenzado a cambiarme. Algo de luz se filtraba por la persiana y los ladridos de los perros en el patio habían logrado despabilarme. Pero no podía mentirme, lo que realmente me había impulsado a ponerme de pie, colocarme los pantalones y calzarme, había sido el mensaje de mi amigo.
Miré la pantalla del celular y sentí que se me caía el alma al piso: "La del juego online".
Entré en pánico. Solo él sabía que jugaba en la computadora a ese juego. Corrí a encenderla. Mi esposa y los chicos habían viajado el fin de semana a casa de una tía. Por mi trabajo no había podido ir. Agradecía al destino, no hubiese podido conectarme estando allá, porque la tía no tenía conexión de internet.
El inicio de la máquina se me hizo eterno. Abrí con desesperación el navegador y entré a la web del juego. Mi amigo estaba en lo cierto, me habían cambiado la clave. Lo llamé.
- Cacho, no puedo creerlo, pongo la clave y nada. ¿Cómo carajo te diste cuenta?
- Porque están haciendo spam con tu dirección, promocionando el juego. Estás frito Alfredito. Por las dudas me di de baja, no vaya a ser cosa que me pase lo mismo.
- ¿En serio me lo decís? Me quiero morir. ¿Y a vos te llegó algo desde mi dirección?
- Si, a mi, a mi mujer. Ella me preguntó que era eso, si sabía en que estabas metido. Por supuesto, me hice el boludo.
La angustia ganaba terreno en mi interior. Me preparé un café bien fuerte. Por suerte mi mujer no tenía internet allá. ¿Qué podía hacer? ¿Cómo podía evitar que le llegara a todo el mundo? O al menos, que no dieran crédito del spam. El rostró se me iluminó de repente.
Haría spam. Uno con mis cuentas de correo, dirigido a todos mis contactos, aclarando que por alguna extraña razón, un sitio web estaba enviando información falsa usando mi nombre. Me apuré en redactarlo y lo envié a través de las cuatro casillas de mails, además de publicarlo en todas las redes sociales a las que estaba registrado.
Sentí cierto alivio, como que un peso gigante desaparecía de mi espalda. Mi amigo me felicitó a través de otro mensaje: "Bien pensado, con eso zafás". La sola idea de que esa información llegara a todos mis conocidos me espantaba. Ahora, al menos se vería de otra manera.
Varias veces había pensado en dejar ese juego, pero era muy adictivo. Ahora no me quedaba otra. Por otro lado, estaba bien. A esta edad, esposo y padre de familia, no estaba bien lo que hacía. Si bien era un juego, podía indicar una pauta, una conducta. Si, definitvamente sentía alivia.
Miré por última vez la página principal del juego y me despedí en silencio. El Travesti Simulator había quedado atrás en mi vida.

5 comentarios:

mariarosa dijo...

¡Muy bueno!
Muy actual y original, en este momento que dos por tres hackean correos, tu idea fue brillante.

mariarosa

Con tinta violeta dijo...

Ja,ja...que fino humor "el travesti simulator"...ya uno no puede ser lo que quiera en internet. Todo se destapa...está fantástico el relato! Besos!

Juan Esteban Bassagaisteguy dijo...

¡Qué buen final!
¡Jajajaja! No puedo parar de reírme, je, je.
Me encantó. Muy bien creado el suspenso durante todo el texto, y esa oración final te sacude en la silla frente a la PC.
¡Felicitaciones!

Sebastián Elesgaray dijo...

¡Jajajaja! ¡Excelente! No lograba darme cuenta porque era tan grave que jugara a un juego online. Pero nunca dejás de sorprenderme Neto.
¡Un abrazo!

SIL dijo...

jaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa,

Para esconder un elefante, nada mejor que ponerlo en medio de cien elefantes :D



me encantó :D



Dios y la Virgen Santa no permitan que hackeen nuestras cuentas jeje



Abrazo grande.


SIL