Versión con fondo blanco, para ojos sensibles

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20 de diciembre de 2011

Fabricante de mentiras

Básicamente me dedico a eso. A mentir. Así me gano la vida y puedo enorgullecerme de hacerlo muy bien. Mi posición económica es muy buena, fruto de esa labor que tan bien desempeño. Se podrían escribir libros de mi, pero la mayor parte serían mentiras.
Llega un momento que son tantas las capas de mentiras que recubren mi figura, que ya no importa encontrar la verdad perdida en alguna parte. Incluso, se transforma en una nimiedad no menos insignificante que una mota de polvo.
Mis mentiras no son ficciones literarias, sino realidades disfrazadas, a veces hasta encapuchadas, destinadas a tomar como rehenes a los desprevenidos de turno. Pero nadie se entera, nadie asume su rol de víctima, porque nadie cae en la cuenta jamás que se enfrenta a hechos carentes de veracidad.
En una realidad ficticia, solo gana el que inventa las reglas o las impone. El secreto es crear la ilusión necesaria, el show de máscaras de plástico que van y vienen, el papel picado, la música, las palabras indicadas, e incluso, hasta inventar las oposiciones, los bandos contrarios, los reclamos, los pedidos de justicia.
En definitiva, para triunfar, es vital convertirse en un Dios, en alguien por encima de los demás, que puede decidir sobre los otros sin que los otros, se animen a replicar un pero. Hacerles creer que esas decisiones son vitales, que el beneficio es de ellos. Con el tiempo, las técnicas se han pulido.
Los métodos tiranos y autoritarios han dejado paso a otros más civilizados. Los semblantes ya no son los mismos. Hay más sonrisas, más acercamiento a las masas. Es más fácil mentir cuando la confianza existe, cuando el otro nos siente cerca.
Con la práctica, esto se convierte un arte y uno, en un artista. Basta un gesto para faltar a la verdad. Una insinuación puede dejar cavilando un eje cualquiera entre lo real y lo falso y sin embargo, no estar ni de un lado ni del otro, porque incluso, esa realidad donde cavila el eje, tampoco es verdadera.
La mentira en la mentira nos aleja más y más de la verdad. Y si alguien se atreve a buscarla, a traerla ante nosotros, diremos que es mentira, y a quién sino a un mentiroso, le cree la gente. Porque así está acostumbrada desde que el hombre se siente parte de una sociedad.
Lo habitual es lo que se convierte en corriente, la mentira es el plato del día, a toda hora, en todo lugar. Nos llega en muchas formas, nos embriaga de tal manera que no nos permite ver bien, nos engaña con una visión tan deformada como real, porque así nos hemos encargado que sea.
Me dedico a eso, a mentir una y otra vez, al punto de hacer de ello, ni profesión. Somos muchos, cada vez más. Es la manera más fácil y rápida de lograr poder. Uno vende lo que los demás quieren. Ellos tienen lo que quieren de uno. Mentiras y mentiras. ¿La verdad? Ya no vale la pena en estos tiempos que corren. Ya es tarde para ponerse a buscarla.
Miento si digo que necesito ocultar todo esto para ser elegido por la gente al cargo que aspiro. Pero mentiría más aún si dijera que con la mentira no se llega a ninguna parte.

11 comentarios:

Natán dijo...

Bueno, es un monólogo que podrían decir tantas personas hoy...

SIL dijo...

Una chispa de cargo de conciencia lo acució en las dos últimas frases, quizás un atisbo de verdad.



Fragmentos de un evangelio apócrifo de Borges:

24. No exageres el culto de la verdad: no hay hombre que al cabo de un día, no haya mentido con razón muchas veces.

:O

Abrazo auténtico, Netito.


SIL

Felipe R. Avila dijo...

Este relato es un siologismo extra-ultra-largo.
Las conclusiones que sacaba a medida que lo leía me llevaron a pensar en la identidad del que monologa.
De entrada, era clavado un publicista.Quiénes mejor que ellos para la mentira justificada en función de un rédito económico. Luego parecía estar escuchando a un sofista, queriendo enseñarme "la verdad" de su mentira.
Más tarde creí caer en que era un político, por eso de los votos o convencer a la gente. Pero parecía obvio, y entonces eso no me pareció de su talla. Si era, era fácil,y entonces no era.¿O si?
Además, ahora reivindicamos la política como el marco desde donde cambiar las cosas así que no me venga con arcaismos,Neto.
La política no es mala. Ni la mentira es su Gen. Sabe qué?
Creo que no hay respuestas a nada en el relato, es una especie de continuidad (y podría haber seguido mucho más describiendo).
es una continuidad de la verdad más descarnada,la verdad que se muestra tanto que parece increible que sea así.
Mentira la verdad, dijo alguien una vez.Mentira la mentira agrega usted,querido Neto, en un rizo diabólico, muy propio de sus juegos mentales, donde los lectores nos quedamos siempre sin palabras...
Pero me gustó,che.

el oso dijo...

Mentiría si le digo que no dejó de dejar de gustarme. Pero más mentiría si le digo que el comentario de Felipe no carece de merecimientos para evitar estar a tono con el contenido.
Abrazos

mariarosa dijo...

Algo de todo lo escrito es verdad, ¿O acaso un escritor de cuentos no se parece bastante a un mentiroso?

Escribe historias que roba a su imaginación, historias que nunca vivió, las redondea, las ilumina y luego las corrige, logrando que el lector las crea y se emocione o se estremezca de miedo.
Creo que todos los cuenteros somos mentirosos.

Un abrazo.

mariarosa

Sebastián Elesgaray dijo...

Me gustó. Creo que en esa vorágine de mentiras, ese personaje trata de convencer a alguien. Como un escritor que, con sus historias, dice verdades disfrazadas.
Abrazo.

Panchuss dijo...

Neto:

todo lo que dice este texto es verdad, siempre que se lo vea del lado de un mentiroso.
yo conosco gente asi, como el protagonista, pero ya no engañan a nadie.
un abrazo, y feliz Navidad

panchuss

Netomancia dijo...

Don Natán, es así, aplíquesele el orador que quiera. Gracias! Un abrazo!

Doña Sil, en usted está creerle o no. Quizá esas últimas frases son las que pretenden engañarnos. Gracias! Saludos!

Don Felipe, no podía esperar menos de su comentario, está bárbaro. Creo que ponerle cara al que monologa es lo que engaña al lector, porque representa a muchos espectros, a muchas personas, y si puede que haya allí un político, un deportistas, un publicista, un maestro, lo que quiera, porque mentir es humano. Hacer de eso una forma de vida, ya tiene otro precio, pero cómo podríamos darnos cuenta si lo hace bien. La mentira es mentira o la verdad nunca fue verdad. Qué difícil, no? Un abrazo!

Don Oso, no miente o si, ya no sabría decirle, pero no me mienta sobre esto: ¿cuando la crónica del asado del finde, en el que estuve ausente por usar camisa en otra parte? Un abrazo!

Doña Mariarosa, cuando empecé a escribir el relato quería darle forma al que habla, de escritor y luego me di cuenta que hay tantos que mienten y de eso hacen su profesión, que llamar mentiroso a un narrador que miente con el propósito de hacer bien me pareció descabellado. Gracias! Saludos!

Don Flagg, si, aunque remítase al comentario anterior, el escritor miente, pero con un cómplice, que es el lector. Gracias! Un abrazo!

Don Panchuss, me desea feliz navidad en serio o es mentira? Jaja. Feliz Navidad! Un abrazo!

Camilo dijo...

Simplemente genial. Es una conversación de uno a uno que sin embargo pronto se transforma en un juicio a la humanidad o a la sociedad en la que se ha establecido. Es el resumen del estudio de uno de los piares que sostienen el modernismo (tristemente). El final es contundente pues después de recorrer minuciosamente la fuerza de la mentira y las macabra intenciones de locutor, no deja ningún indicio sobre la esperanza de la verdad, abandonando por completo el clásico "triunfa la verdad" y por el contrario va mostrando que en este mundo triunfa el que miente mientras la verdad va desapareciendo. Gracias por este monólogo, un campanazo, un llamado sobre la mentira.
http://idasueltas.blogspot.com/

Netomancia dijo...

Gracias Camilo!!!!!

Anónimo dijo...

EL SER QUE DICE NO "MENTIR" DICE LA "VERDAD",, YO LE CREO...
O QUISAS ESA VERDAD QUE TODOS SABEMOS TENER ES UNA SIMPLE MENTIRA, O NO??