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9 de octubre de 2011

La compra

Patricio Gómez colgó el teléfono. Su rostro había perdido el semblante seguro de todos los días. Sentados delante suyo, del otro lado del escritorio, estaban el vice director y el jefe de contenidos. Aguardaban en silencio, aunque gran parte lo habían intuido de la parte del diálogo que habían escuchado.
Permaneció en silencio un par de minutos. Sus hombres de confianza no perturbaron los pensamientos del hombre, cuyos años se evidenciaban en cada rasgo del rostro y las manos tan arrugadas como manchadas.
Finalmente, su voz, siempre firme, tembló por primera vez y dijo:
- Señores, es oficial. Han comprado cada acción de la empresa.
- Pero... ¿Cómo puede ser Patricio? No estaban en venta, además, eso sería...
- Ciento cincuenta millones de dólares. Es lo que han pagado. ¿Quiénes? No se. No me lo saben decir. Lo único es que ahora les pertenecemos.
- No podemos pertenecer a nadie, eso lo sabemos muy bien – terció el jefe de contenidos.
- No es algo que podamos evitar, ya está hecho Alfonso. La empresa ya no la manejamos, si bien no removerán ningún puesto. Me lo acaba de confirmar este abogado que llamó.
- Cuál es el sentido de la compra entonces.
- El contenido estimado Borello. El contenido. El diario podrá seguir informando, la radio transmitiendo y el canal pasando lo que quiera como espectáculo, pero el contenido informativo vendrá de “arriba” - subrayó la última palabra, con un dejo de desagrado y desconfianza.
Llevaba treinta años al mando del multimedios, quizá el último bastión de lo que podía denominarse “independiente”. Aunque sabía que esto no era tal, porque para subsistir se vivía de las pautas publicitarias y detrás de las mismas, había capitales que respondían a uno u otro color. La independencia en realidad estaba dictaminada por el grado de riesgo que asumían al informar hechos que perjudicaban, directa o indirectamente, a gente relacionada con esos montos en forma de publicidad.
Desde unos meses antes, corría el rumor en la ciudad que había un grupo inversor adquiriendo medios de comunicación. Habían constatado que pequeñas radios, algunos diarios, un par de canales de televisión y hasta algunos portales en internet, habían sido comprados por una firma desconocida de la cual incluso, se ignoraba el nombre. Todo quedaba detrás de fachadas múltiples, que ocultaban el verdadero origen de esa vorágine de compra.
Pero era inevitable no relacionar cada una de ellas, sobre todo por los resultados posteriores. Las noticias entre un medio y otro se asemejaban bastante, si bien con diferentes enfoques, mostraban una realidad en común. El paulatino cambio se fue trasladando a empresas informativas más grandes. De repente, grandes medios informaban lo mismo que los pequeños y desde un ángulo que se diría, era similar.
Gómez sospechaba que la misma mano había estado detrás de todo. Jamás imaginó que irían por su imperio. Los números eran elevados, las posibilidades, mínimas. Y ahora, sentado en su escritorio, intentaba caer en la noticia que le habían dado telefónicamente.
La sociedad había sido comprada, incluso a pesar de no estar en venta.
- ¿Qué podemos hacer? - preguntó el vice.
- No lo se – se sinceró Patricio – Si alguno de ustedes quiere renunciar, lo entenderé.
Los hombres se miraron entre si. Ninguno había pensado en esa posibilidad. Se resistían a esa idea. Debía existir alguna manera de hacer frente a la situación.
- Patricio, déjeme entender. Nos compran, nos dejan seguir como siempre, pero con la condición de bajarnos las noticias. Ahora bien ¿cómo lo harán? Porque no creo que ninguno de nuestros periodistas acepte... - se detuvo, al ver que el director movía sus manos de un lado a otro.
- Nadie se opondrá, olvidate. El abogado me dice que aumentarán los sueldos un cien por cien, que les harán firmar a cada periodista un contrato que los une por el doble de lo que ganan, a cambio de aceptar el hecho que escribirán los que ellos pidan.
- ¡Pero eso no puede ser! ¡No es ético! Ninguno puede firmar eso, ya mismo voy a hablar con ellos y aquel que no quiera...
- Calma Alfonso, calma – pidió el director – No podemos echar a nadie, ya no tenemos la facultad para hacerlo. Eso también está en manos de ellos. Además, ¿te crees que alguno te irá a hacer caso, cuando vean esos contratos?
- No se, Pascutti, Ribero, Landriuel, Esquinero... ellos son tipos honestos.
- Tipos honestos con un sueldo magro, seamos sinceros. Trabajan quince horas al día y no ganan ni el diez por ciento que ganamos nosotros. Por supuesto que aceptarán – el vice se apoyó con resignación en el respaldo del asiento.
- Me estás diciendo que aceptás que pasemos a ser títeres de esta gente invisible ¿me estás diciendo esto? - Alfonso estaba nervioso, a punto de perder el equilibrio.
- Por favor Alfonso, no piensa eso, pero es la situación en la que nos han puesto. No tenemos armas para combatir una avanzada de esta manera. Los empleados abrirán grandes los ojos cuando vean tanto dinero junto, que no les importará que tengan que publicar.
- Pero, Patricio, qué dirán cuando contrapongan la información que saquen con la de los demás diarios...
- ¿Estás leyendo los demás diarios? Ya están todos comprados. Eramos los últimos que resistíamos. El resto había ido cayendo en los últimos meses. Ahora sucede con nuestros medios. Lo temía, era inevitable.
- Me resisto a pensar así Patricio, no es posible. Tantos años erigiendo este sueño, manejándonos con independencia y ahora tener que vernos obligados a publicar cosas que con seguridad no serán realidad. Vaya uno a saber a que capitales responde esta gente, qué es lo que desean. ¿Y si esto empieza a pasar en otras grandes ciudades? Pero no solo acá, sino en el mundo. Qué pasa si esto comienza a pasar...
- Está pasando Alfonso, es cuestión de remitirse a los diarios online. Las críticas siempre apuntan a un mismo lado, lo bueno es obra de un solo sector, no hay que leer entre líneas para darse cuenta cuáles son los aliados mundiales, contra quién están en contra. Sucede que estás muy pendiente de la gente Alfonso, del contenido local y se te escapan estos puntos de vista.
- ¡Maldición Patricio! ¡Debemos resistir!
El director no contestó, dejó que el eco de la voz elevada en el aire se marchitara como el humo lo hace tras unos pocos segundos. El vice mantuvo su silencio, hundido en la silla tapizada en cuero. El silencio volvió a apoderarse de la oficina. Por los ventanales se podía ver la ciudad, ajena a la conversación y hasta quizá, a esa realidad avasallante que estaba ocurriendo a su espalda. Alfonso no podía concebir que de ahora se transformaran en formadores de opinión que respondían a ideas cuyas mentes lejos estaban de conocerse.
- Es un error – musitó.
El director se encogió de hombros, con el rostro apesadumbrado. Su gesto lo decía todo.
Si, aquello era un error. Pero no podía corregirse. El dinero había hecho ya su parte y no tenían el poder de ir marcha atrás. Quizá en ese mismo instante, los delegados de los compradores estaban poniéndose en campaña para convencer a cada periodista de firmar los nuevos contratos. Y lo harían, porque había más dinero en juego.
La información es poder y el poder da dinero. Adueñándose de las vías de información, lograrían lo que quisieran. Era una premisa casi obvia, pero hasta entonces la independencia ganaba su batalla ante la falta de capitales tan grandes que quisieran iniciar la estratégica decisión de hacerse con todos los medios. Y ahora, de alguna parte, habían salido.
Permanecieron un rato más, sin hablarse. Alfonso se puso de pie y anunció:
- Presentaré mi renuncia antes de irme. Puede que el ejemplo, inspire a otros. Me gustaría convencerlos que hicieran lo mismo, pero ya no está en mi esa decisión. Patricio se puso de pie y estrechó la mano de su jefe de contenidos. Había sido hasta entonces, un gran empleado. Aquello era una pérdida muy grande, pero que visto desde la nueva realidad, no se notaría demasiado. Los contenidos más críticos ya no pasarían de todos modos por sus manos.
En la habitación quedaron los dos hombres de mayor rango en la empresa. El director abrió el cajón de su escritorio y sacó una caja de madera, laminada en oro. Del interior tomó dos habanos y le alcanzó uno a su segundo.
- Borello, Borello... si yo te digo que va a llover, salí con paraguas, haceme caso. Me debés diez mil. Te dije que iba a renunciar.
- Si, tenías razón. Me lo vi venir ni bien diste la noticia. Pero bueno, que son diez mil con todo el dinero que nos va a entrar.
Rieron mientras el humo los envolvía cansinamente.
- Tantos años en esto y el mejor negocio se hace con un llamado telefónico. Mi querido Borello, llega un momento en la vida que debemos decidir si queremos estar tranquilos o ser honestos. ¿Está mal querer vivir tranquilos?
- Honestamente, no.
Y otra vez las risas invadieron el recinto.

7 comentarios:

Panchuss dijo...

de todos los cuentos de terror que ha escrito, este llega a la cima.
una postal de la mentira, pero tambien de los valores humanos.
lo lei de un tirón, muy bueno.

panchuss

Con tinta violeta dijo...

El relato es ciertamente terrorífico, coincido con Panchuss, por cuanto todos sabemos que eso en realidad es lo que ocurre día a día. Y no solo, aunque también, en los diarios!
Espero que el de los contenidos después de abandonar ese nido de ratas, se vaya a fundar otro diario independiente, por la cuenta que nos trae a todos!
Me encantó. Besos!

Sebastián Elesgaray dijo...

Gente con poder y mentirosa. El pan de cada día dentro de un sistema de multimedios que nos avasalla cada vez más.
Muy bueno Neto... Como siempre, bah... :P

mariarosa dijo...

Muy buena historia Neto.
Espero que nunca llegue a ser realidad tu relato, pero....

¡Buena semana!

mariarosa

Camilo dijo...

En esta entrada cabe perfectamente lo que voy a decirle. Como lector, me gusta mucho sacar citas y anotarlas en una libreta que considero muy especial, a la cual solo llegan las mejores frases (según mi juicio). Hoy le digo, Netomancia, que se ha ganado el honor de entrar ahí (¿será acaso honor lograr entrar a la libreta de un cualquiera como yo? Lo dejo a su juicio).
"La información es poder y el poder da dinero"
"llega un momento en la vida que debemos decidir si queremos estar tranquilos o ser honestos"
http://idasueltas.blogspot.com/

SIL dijo...

Pasa cada dos horas cada dos cuadras :)

En todos los niveles.

Si el Diablo existe, estaría más que satisfecho.

Abrazo inmenso, es espectacular el relato.

SIL

Netomancia dijo...

Don Panchuss, la realidad asusta más que lo sobrenatural. Muchas gracias!

Doña Tinta, es probable que ese otro diario no termine siendo tan independiente tampoco. Muchas gracias!

Don Flagg, una realidad que crece en todas partes, claro que si. Un abrazo.

Doña Mariarosa, en parte sucede, pero no nos damos cuenta. Muchas gracias!

Don Camilo, es una alegría poder estar allí, claro que si. Cuando uno escribe algo que llega, es un placer enorme saberlo. Muchas gracias!

Doña Sil, seguro que lo está! Cada dos horas sonríe. Muchas gracias!

Saludos a todos!