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10 de mayo de 2009

Un viaje singular

Subió al colectivo en la parada de siempre y buscó el asiento que solía ocupar (si es que no había nadie allí, claro), del lado izquierdo, de la mitad dos asientos atrás.
Miraba sin mirar por la ventana, casi ajeno a los sonidos provenientes de la calle e intentando no prestar atención a las conversaciones de los demás pasajeros.
En un momento dado, alguien lo llamó por su nombre. Primero pensó en una coincidencia, pero la suposición finalizó al instante de ver en la fila de la derecha, a la misma altura, a un hombre mayor que lo saludaba con una sonrisa de oreja a oreja, manteniendo la mirada fija en él a pesar del movimiento de los pasajeros que estaban parados y de la señora que se había sentado a su lado y se interponía entre el pasillo y su eventual conocido.
Por educación, devolvió el saludo y de inmediato, focalizó su vista otra vez en la ventana. Pero el hombre de fila de asientos vecina, gritó nuevamente su nombre, elevando la voz lo suficiente como para que cuatro o cinco se dieran vuelta.
Volvió a saludarlo, procurando sonreír como para que se diera cuenta que ya estaba, ya lo había visto, saludado y cumplido, que cada uno siguiera con su viaje, su mente en sus asuntos y... justo la señora que estaba a su lado se levantó y el hombre del otro lado del pasillo, ni lerdo ni perezoso, se le sentó a su lado.
- A esta hora es imposible el colectivo, todos amontados, apurados - le dijo iniciando la charla.
Lo único que le faltaba. Tener que darle charla a alguien que lo saludaba por el nombre y él sin saber ni siquiera de dónde se conocían.
- Disculpe señor, creo que se confunde, es mi nombre efectivamente, pero...
- Vamos Pedrito, que ya se que no me conocés, no te preocupes. Pero es un gusto. Te ves realmente muy bien. De dónde vienes, de la Facultad supongo, no? Día pesado, como todos. Los alumnos de seguro que te han dado un dolor de cabeza. Siempre lo hacen, no?
- Si, pero cómo...
- Vamos Pedrito, que me caes bien y cómo no hacerlo jajaja. Mira, que solo he venido a verte un rato. Debo hacer otras cosas aún. Aún conservas el reloj de papi, que bien. Es una pena que yo lo haya perdido, pero en fin, ya sabrás. Mira, solo he querido decirte una cosa...
- ¿Quién...
- Vamos Pedrito, calla, déjame hablar que se me hace tarde. Siempre con esa costumbre, ya se te pasará. Mira, no te detengas en las nimiedades, en los detalles y habla con María. Te lo reprocharás de por vida si no lo haces. Pedrito, querido, que te quiero, venga un beso. Me tengo que bajar y no te distraigas, que siete cuadras más adelante bajas tú.
Y sin que pudiera decir una palabra, el hombre mayor se fue. Bajó por atrás y se perdió entre la gente. Un impulso lo hizo poner de pié, para bajar trás él, pero algo raro le decía que no. Era una mezcla de temor con presagio. Esas palabras, con tanto sentido, tan repletas de verdad. Esos ojos, tan azules, como los de su padre. Como los suyos. Esa voz cascada por el cigarrillo, el mismo que él sabía, lo consumía fuera de las horas de clases. Ese aire familiar que uno sospecha del que tiene delante, al pararse frente a un espejo. Ese saber que él mismo había viajado en el tiempo para hablarse lo hizo estremecer. La comprensión lo aterró y paralizó al mismo tiempo.
Por supuesto, se distrajo y se pasó de largo de la parada en la que debía bajar.

20 comentarios:

Martín Gardella dijo...

Puedo pensar que todo fue un sueño, y por eso se pasó de la parada... o quizás sea una aparición, o una máquina del tiempo... Cualquiera de esos finales sería posible. Por eso, me pareció un relato fabuloso. Un abrazo

Netomancia dijo...

Los relatos son del lector Martín, el autor deja de existir cuando la historia está en la cabeza de quién la lee. Tuyo es el final.

Alejandro Ramírez Giraldo dijo...

Parece que nos leíamos simultáneamente. Es un relato intrigante y el desarrollo en el bus me parece muy propicio. El final, como dice Martín, me quedó dando vueltas en la cabeza.

Un saludo y un agradecimiento por tus visitas.

SIL dijo...

Yo no imagino finales.

...Ese aire familiar que uno sospecha del que tiene delante, al pararse frente a un espejo....´

Eso me pasa a diario.( y no en un cole...ajjaja)
Y me deja con sabor a sospecha y perplejidad, como tu relato magnífico.

BESOS psralizados, después de haber comprendido...

SIL dijo...

Testado:psralizados.No vale.
paralizados. Vale.

Netomancia dijo...

Es la hora. No se preocupe. El del silbato en Villeraturas lo leyó? Mire que se si le atraganta ese...

MC dijo...

Planeo hacerme asquerosamente asiduo a este blog si no es mucha molestia.

:)

Unknown dijo...

Esas presencias son inquietantes, tanto como los reflejos de nuestra propia vorágine de vida.
Un vértigo sin remedio que provoca el encontrarnos no siempre a gusto con nosotros mismos.
Lo espero siempre, mi estimado!!!
Saludos

SIL dijo...

Si se me atraganta el silbato o el relato ???

Sí, lo leí, y lo comenté, espectacularísimo...!!!

BESOS sonoros

Netomancia dijo...

Alejandro, muchas gracias a vos. El final como bien decís, puede ser abierto.
Don Alka, lo espero asquerosamente por el blog cuando ud guste.
Paola, gracias por el comentario! Siempre paso, descuide.
Doña Sil, el silbato le decía. Leí el comentario. Gracias gracias gracias gracias.

Ceo dijo...

Me atrapó el relato. Me gustó. Volveré otro día para seguir mirando el blog, ahora me voy con esa historia.

Isabel Estercita Lew dijo...

Es impresionante, encontrarse con uno mismo, la figura de nuestra sabia vejez, que nos aconseja. Después de todo no podemos dejar de confiar en nuestra propia conciencia.
Me encantó. Gracias por tu visita.

nube pasajera dijo...

me encanto el relato, muy bueno todo por aca como siempre...
gracias por seguir pasando. saludos

el oso dijo...

Espero no encontrarme conmimo mismo en un colectivo, para no tener que darme la manga de azotes que merezco.
Mientras tanto saludo lo excelente del relato.

Fernando Rocchia dijo...

MUU BUENO EL BLOG!!!!

Netomancia dijo...

Ceo, bienvenido. Cuando quiera, lo esperamos por acá.
Isabel, gracias por pasar. ¿Está segura que siempre debemos confiar en nuestra conciencia? Mire a que a veces se chifla.
Don Oso, encontrarse con uno mismo debe ser muy pesado, la de reclamos que nos haríamos.
Fernando, muchas gracias!

Netomancia dijo...

Soufis, perdón, no te agradecí! Gracias!

Taller Literario Kapasulino dijo...

Muy bueno.... me gusto mucho, se me hizo rapidisima la lectura, porque queria saber quien era, me encanto el suspenso y te cuento que en un momento hasta me dio miedito...
Saludos neto!

Netomancia dijo...

No habrás hecho trampa y leído el final, no?? Gracias Carla, sin embargo para mi es más atrapante tu diálogo con el soporte de blogger, eso si está cargado de angustia y suspenso (jaja, un poco de humor para un tema que te tiene harta).

Taller Literario Kapasulino dijo...

siiiiiiiiiiiii totalmete!!!!!!!!
Y no hice trampa!