La veo tendida a mis pies en sumiso sueño.
Obediente silencio que es compasión de la muerte.
Las estrellas no lloran lo que no sienten ni objetan lo que no han visto.
El rocío es escenario secundario. Olor a pino en el aire.
A los lejos, un ulular histérico vaticina la pesadumbre.
Ella sigue a mis pies. Se fue, llevándose las respuestas.
Quedarán las penas y viviré con ellas.
Por siempre.
Entre fantasmas y vampiros.
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Últimamente las historias de Vasile Stoica no atraían a los lectores del
semanario, se repetía con las leyendas de su país. Él juraba que eran
real...
Hace 4 días.