Versión con fondo blanco, para ojos sensibles

www.OLVIDADOS.com.ar - Avila + Netomancia

28 de diciembre de 2004

Nos vamos don Pedro

No le di razones a la muerte para que me llevara tan pronto, pero igual lo hizo. Me encontró una mañana, mientras corría por el parque. Me engañó fácilmente. No vestía de negro ni sostenía una hoz. Su mirada no era terrorífica ni su voz espectral.
Lo recuerdo bien, como si fuera hoy. Se acercó, me puso una mano en el hombro y me dijo casi al oído: Nos vamos don Pedro. Y me llevó sin resistencia, dejando vacío el cuerpo sobre el césped, en una posición casi cómica, casi lamentable.
Sesenta años. Siempre creí que tenía no menos de veinte años por delante aún, pero ya ve, un día sin advertencia previa, nos dice "nos vamos" y no queda otra. La verdad, no me quejo. En realidad no sentí nada. Y estando acá, que no se dónde es, ni idea qué es de la gente que conocí. Tampoco me preocupa. Sinceramente estoy cómodo. Ya ni recuerdo que era tener hambre o sueño. Los recuerdos que aún poseo son muy difusos y tienden a desaparecer.
A veces creo que nos reciclan, sabe. Que el aire de este lugar nos va desgastando de a poco, primero internamente y no se, muy probablemente cuando ya la razón no nos sea de utilidad, nos desgastemos físicamente. Pero esas son cosas que uno piensa cuando tiene todo el tiempo del mundo. Bueno, si pasara lo que le dije, no sería tan así, no tendríamos todo el tiempo del mundo.
¿Pero para qué hacerse problema, verdad? Si uno ya está acá. Tranquilo, cómodo, sin responsabilidades (qué palabra, no recuerdo que significaba, pero era algo que embromaba bastante) ni nada. Uno está acá y es. Qué cosa es, ni idea, pero es, o acaso no soy? Al menos le estoy diciendo estas cosas.
En la vida no se podía ser así, digo, ser una persona sin problemas, con tranquilidad. Lo poco que recuerdo es que siempre había obstáculos, no se como llamarlos. Renegando. Eso. La mayor parte del tiempo estábamos renegando. Había que luchar para sobrevivir. Luchar contra los obstáculos digo, no de pelearse con otras personas.
Y sabe que ahora que lo pienso, aquellos que se resignaban a no luchar, a dejar que los problemas los superaran, tenían el mismo aspecto que nosotros. Se dió cuenta? Es decir, como explicarle. Eran, estaban, pero nada más. Se desgastaban con el aire, porque era lo único que hacían. Ya habían bajado los brazos. Ahora que hago memoria, eso pensaba de esa gente siempre y sabe qué, usted se va a reír, yo pensaba que esas personas resignadas tenían en mente dejarse estar y esperar a la muerte para estar mejor en otra parte.
Perdone, pero me hizo gracia. Recuerda usted la gracia? Si, si, a veces nos producía la risa. Esa misma. Bueno, me da gracia pensar en que esa gente esperara eso. Qué fiasco se habrán llevado los que hayan conseguido lo que buscaban! Morir para estar mejor y encontrarse que no hay nada, tan solo una sala de espera eterna (o hasta que nos desgastara el aire, vaya uno a saber) en la que la resignación es la mejor compañía.
Al menos morí creyendo que iba a vivir más, con planes para el futuro, con ideas, con ganas. Si, la muerte me dijo "nos vamos" cuando más hubiese querido quedarme, es cierto, pero en fin, la muerte es la muerte, por más que no vista de negro ni sostenga una hoz, como un tonto es un tonto por más que crea que engaña a todos haciéndose pasar por un resignado.

No hay comentarios.: